La llegada no parecía que iba a hacer un mal día, el viento marcaba de noreste muy suave,
sobre las siete de la mañana las cañas ya estaban pescando y la primera picada no tardaría
ni diez minutos en verse,
que venia enlabiada y pudo ser desanzuelada con
facilidad.
Se dieron varias picadas seguidas, hasta que llego
la pleamar y el levante hacia su aparición con
mucha fuerza y las picadas dejaron de verse.
Con lo cual una jornada fastidiada por el viento,
que dejo una herrera que no pudo ser devuelta al
mar, un sargo que también se tragaría el anzuelo
y dos zapatillas de un kilo y otra de ochocientos
gramos, mas tres zapatillas que pudieron ser soltadas.
Un saludo....Y buena pesca....
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